jueves, 17 de noviembre de 2016


AURIGA DE DELFOS:

Se trata de una escultura exenta de bulto redondo procedente de la Grecia clásica. Podemos enmarcar esta obra dentro del periodo del estilo Severo, época de transición desarrollada en los primeros años del siglo V a.C.  que suponía un cambio entre las primeras formas del arcaísmo y la escultura clasicista ya plenamente naturalista.
No se conoce con exactitud el autor de esta obra, sin embargo, se tiende a atribuir a un broncista del Sur de Italia conocido como Pitágoras de Rhegion.
Esta creación constituye una de las mejores representaciones de la escultura griega debido a sus valores plásticos y a que es una de las pocas esculturas griegas originales que se conservan siendo la inmensa mayoría copias romanas de originales realizadas en bronce.
La obra fue hallada en unas excavaciones arqueológicas realizadas en torno a 1896 en el santuario de Apolo, en Delfos. Y actualmente la auriga se encuentra en el Museo Arqueológico de Delfos. En este santuario, también encontramos otras edificaciones importantes como el Oráculo de Delfos, este, constituye uno de los más grandes recintos sagrados que fueron dedicados al Dios Apolo, y los griegos acudían a él con la finalidad de preguntarle a los dioses acerca de las cuestiones más importantes que involucraban a su vida diaria.
El auriga de Delfos ejemplifica a la perfección las características del estilo de transición entre lo arcaico y lo clásico, por lo que enmarcaríamos esta obra en el denominado estilo Severo. Aún así, observamos, que  la obra del auriga de Delfos aún presenta muchos rasgos que la asemejan a las esculturas arcaicas: 
El naturalismo aún no es conseguido completamente.
La mano que se conserva y los pies son demasiado desproporcionados.
La figura permanece impasible, y aun estando en una postura relajada presenta cierta tensión. 
Sin embargo esa rigidez propia de la estatuaria arcaica, los kurois o las korai, ha desaparecido:
La escultura ya no es un solo bloque, los brazos se separan del cuerpo. El auriga gira el rostro hacia un lado, las riendas y el carro se situarían en el lado contrario rompiendo así con la simetría tradicional. También ha desaparecido la característica sonrisa arcaica de las primeras esculturas y el rostro está de acuerdo con la posición de su cuerpo también relajado. 
Esta obra se caracteriza por su sobriedad y carácter estático, como si se tratase de un maniquí, probablemente por su papel secundario en el conjunto escultórico al que pertenecía. 
Estamos ante una figura humana en pie de tamaño natural, que mide 182 cm de altura. En cuanto a su cuerpo, observamos que mantiene una posición erguida con la mirada al frente, y  vemos que le falta el brazo izquierdo. Su cabeza es esférica, (característica propia de la escultura griega), y presenta un rostro sereno. Además, su cabeza está  coronada por una cinta o diadema y el pelo apenas está esbozado salvo los rizos que aparecen bajo la diadema. La figura está vestida y el vestido se ciñe al cuerpo por encima del vientre casi hasta el pecho con una cinta o cinturón. Sus pies están desnudos y el brazo derecho aparece flexionado y en la mano sujeta unas cintas, de ahí que reciba el nombre del Auriga de Delfos, debido a que estaba conduciendo un carro.
Esta escultura está realizada en bronce mediante el procedimiento de la fundición de la cera pérdida que consiste en fundir la pieza por partes, y posteriormente ensamblarla. Sin embargo, en los ojos se aprecian otros materiales que podrían ser  vidrios, gemas, marfil o conchas en los ojos. Los labios también están recubiertos de oro o plata , al igual que su diadema, que también estaría recubierta de plata.  Estos añadidos le confieren a la escultura cierto grado de naturalismo que contrasta con los aspectos arcaizantes como el exquisito grabado geometrizante del cabello.
Muchos de los elementos ornamentales que probablemente tuviera han desaparecido quedando el color verde del paso del tiempo propio del bronce.

Fruto de su condición de grupo escultórico se desprende una dualidad entre la parte inferior y superior de la obra, la parte de arriba está mucho más trabajada con una sucesión de pliegues paralelos en los que alterna lo horizontal de los hombros con lo vertical en el tronco que crean dinamismo, mientras que la inferior es más tosca e insulsa con los pliegues que caen verticales como si fueran el fuste de una columna,  ya que esta parte, estaría menos trabajada  pues se encontraba tapada por las esculturas de la cuadriga.
Se trata de una imagen realista pero idealizada, en el sentido de que no retrata a nadie en concreto y a cualquiera en general. Produce la sensación al espectador de estar ante una columna, y debió de ser diseñada para poder ser observada desde cualquier ángulo dentro del conjunto descrito, al menos la parte superior pues el resto estaría tapado por la estructura del carro. La rigidez se rompe un poco al apreciarse cierta orientación de la cabeza y el tronco hacia la derecha, como si el auriga quisiese dirigir a los hipotéticos caballos en esa dirección.

Para concluir, tenemos que aclarar, que un auriga en la antigüedad no era más que un servidor, el conductor del carro de un personaje de cierta importancia: un dios, un héroe de guerra o un gobernante. Esta figura formaba parte de un conjunto arquitectónico que había mandado construir el tirano Polyzonos de Gela en honor de Apolo, dios de la luz y el sol, así como protector de la música, la poesía y las bellas artes. Y rememoraba la victoria en una carrera de cuadrigas.
Es importante, pues, considerar el estilo al que pertenece esta obra, el estilo severo que supondrá un paso importante entre el periodo arcaico y el clásico debido a que marca unas pautas que se desarrollarán de un modo más idealista en el clasicismo en sí, dejando atrás las creaciones esquemáticas.
Además tanto la técnica de la cera perdida como el uso del bronce, nos indican un gran avance desde la época arcaica, y una gran originalidad griega que será más evidente en los periodos posteriores.

















Nuria Andrés Moreno
Álvaro Cambra Sanchéz-Gil

lunes, 7 de noviembre de 2016

KUROI Y KORAI

Durante el periodo arcaico, más concretamente del siglo VIII al VI a.C, la belleza era buscada a través de la figura humana, donde se pretendía destacar la armonía, la medida y la proporción con el fin de representar la divinidad y con ello obtener un idealismo idealizado.
Además, su principal objetivo era, que por encima de todas las medidas, la naturaleza inspirara la escultura, por lo que observaban todos los aspectos de la figura humana, en especial, la masculina. Sin embargo, sólo tomaban para su arte, aquellos aspectos positivos que después representarían de manera figurativa.

Para situarnos volvemos a la antigüedad, hasta antes del siglo VIII a.C la sociedad griega era eminentemente rural y el principal medio de subsistencia y riqueza se basaba en la tierra. El comercio se realizaba mediante trueques, sin embargo, a finales del siglo VIII se comenzó a usar la moneda, lo que aumentó el comercio, la acumulación de capitales y el fortalecimiento de las ciudades-estado, o polis. No obstante, y así como les sucedía en Egipto a muchos faraones, los pueblos primitivos sentían cierta repugnancia hacia las representaciones figuradas, e incluso desarrollaron una ley o costumbre que prohibía la representación de personajes que no fueran de carácter divino o semi-divino, a no sea que se tratase de héroes. Esta ley a menudo se transgredía y hasta llegó a olvidarse completamente en el siglo V a.C.

Fue en este mismo periodo junto con un carácter religioso, frontalismo  y rigidez muy marcadas, que se crearon las primeras esculturas: las “xoana”. Éstas se formaban de madera y tenían una forma esquemática, con una naturaleza votiva y vinculada a los templos, precediendo a los kuroi y korai, o en su forma singular, kuros, hombre joven y kore, que en español significa, mujer joven.
Kuros es una escultura de un varón joven, así como indica su significado. También fue usado por Homero para denominar a los jóvenes soldados. A su vez, podían ser conocidos como “Apolos” pues pensaban que representaban al Dios. Tienen gran influencia de los egipcios. Estas esculturas tienen lugar, a raíz, de una de las grandes pasiones griegas, que ya no sólo es el teatro, sino también el deporte.

El deporte era su oportunidad de darse a conocer, e incluso de convertirse en héroes, si ganaban carreras como los 100 metros en Olimpia. Ésta estaba marcada por la tradición, y aquellos que venciesen tendrían derecho a erigirse dicha estatua.
Como en el resto de esculturas de la época exenta, su finalidad era, representar  la divinidad o consagrar la imagen de un fiel como una ofrenda a los dioses. Ambos representaban la perfección, el canon, la juventud y la virtud, aunque entre los kuroi y las korai existen diferencias significativas.

Los kuroi son esculturas de atletas, hombres jóvenes y rudos. El hecho de su desnudez deportiva llega a convertirse en un acto social que se relaciona con hombres libres y se terminará usando como elemento de autoconciencia racial y cultural de la unicidad de los griegos, y esta desnudez es lo que le lleva a la perfección y es lo que le diferencia del bárbaro, del esclavo y de la mujer. Los primeros kuroi estaban hechos de madera, lo que con el aumento de la talla del mármol a lo largo del siglo VI, cambió, para empezar a ser representados en mármol. Estaban esculpidos para ser vistos de frente, como sucedía en el modelo egipcio, lo que se explica en su utilidad, que se basaba en situar dichas esculturas en nichos o ábsides. A través de esto, se ve claramente la ley de frontalidad, en la que el cuerpo queda dividido en dos mitades simétricas, pero libres en su movimiento, lo que permite distintos planos en brazos y piernas, sin que se quebrante la simetría desde el frente. Es una figura exenta de bulto redondo con un tórax excesivamente abombado y un abdomen muy reducido, lo que resulta desproporcionado, y deja entre ver, la dificultad que aún suponía esculpir las diferentes características de la anatomía masculina. Son esquemáticos, de inmovilidad grotesca y rigidez marcada, dispuesta desde los convencionalismos.

Están posicionados de pie, de forma que los brazos quedan pegados al cuerpo y con los puños cerrados, característica que facilitaría su mantenimiento con el paso del tiempo. Las caderas, hombros y brazos presentan simetría en contraposición a las piernas, en las que una de ellas se sitúa de manera adelantada intentando reflejar el movimiento. En sí, es una figura un tanto inexpresiva, no sólo por su rostro, sino por la realización de los músculos y articulaciones a lo largo del torso y piernas, pero la parte superior es la más notoria. Su cara no expresa ningún tipo de sentimiento, pero si se aprecian los ojos almendrados, labios cerrados con el superior levantado, lo que da lugar a una sonrisa mecánica que se denomina sonrisa etrusca o arcaica; es un rasgo convencional que se ha interpretado de diversas formas, entre ellas, el fin de representar a alguien vivo queriendo mostrar un bienestar o alternativamente, un sentimiento de felicidad a través de la ignorancia, así como el agradar a los Dioses a través de esa sonrisa.

Una de las características que más se han desarrollado a través de los periodos es la forma del pelo, muy pegado al cuero cabelludo, con muy poco volumen y en forma de trenzas, además de su longitud hasta los hombros o un poco más largo, además de la presencia de una cinta, cuya utilidad servía para recoger el sudor durante las actividades que éstos atletas llevaban a cabo.
La evolución de la escultura, de las técnicas y de los diferentes escultores, se ha visto claramente reflejada en las diferentes esculturas, como en el kuros de Sounion que se trata de una enorme escultura realizada en mármol cuya altura supera los tres metros. Se estima que fue realizada a finales del siglo VII a.C. Se denomina así por su descubrimiento en las proximidades del cabo Sunión, una zona cercana a Atenas donde se han encontrado numerosos vestigios de la civilización griega antigua. A mediados del siglo VI a.C, destaca el kuros de Tenea, también llamado, Apolo de Tenea fue esculpido por algún artista de los talleres de Corinto, y estaba ubicado como monumento funerario en la tumba de un joven griego fallecido prematuramente. Otro que también destaca es el Efebo de Kritios, también conocido como Muchacho de Kritios, es una escultura de un joven atleta que data del año 480 a. C. y que no tiene un autor conocido, aunque se le atribuye a veces a Kritios, artista ateniense de la Antigua Grecia, por el parecido de la cabeza a las cabezas de sus esculturas y porque esta obra lleva su nombre.

Una kore es una escultura de la época arcaica, que consiste en una escultura femenina exenta de bulto redondo y realizada en mármol que se encontraba de pie, y cuya versión masculina son los kuroi. Así mismo, como los anteriores, tienen gran influencia de la escultura egipcia, sobretodo su frontalidad, rigidez corporal e inexpresividad. Sin embargo, la forma que se le da al material es menos tosco que en las egipcias. A diferencia del kuros, éstas siempre estaban vestidas, en muchas ocasiones con un “peplo” que consiste en una túnica femenina de forma rectangular y grandes pliegues doblada en dos para cubrir el cuerpo y luego cosida, dando aspecto de tubo cilíndrico. Sin embargo, estos pliegues resultaban artificiales y faltos de naturalidad debido a la dificultad en su representación, lo que dará lugar a ser uno de los aspectos que más evolucionará con el tiempo. Respecto a la posición de los brazos, encontramos una diferencia significativa. La kore suele tener un brazo erguido a partir del codo, con forma de ofrecimiento, y en cuya mano puede sostener un objeto votivo, que es un objeto dejado en un lugar sagrado por motivos rituales.
El rostro sigue siendo inexpresivo, ojos almendrados y sonrisa estereotipada o etrusca que no da sensación de ser el retrato de una persona real. El pelo tiene poco volumen, y da sensación de artificial, casi pareciendo una peluca. La estatua se encontraba pintada, la piel de color blanca y los vestidos y ropajes de colores fuertes y brillantes, con las que se intentaba obtener mayor realismo y expresividad.
Las korai representan sacerdotisas por lo que se encontraban en tumbas y santuarios, además dofrenda votiva a los dioses, además es en estas en las que se puede ver claramente los cambios en los vestidos, los tocados y la pérdida gradual de simetría y rigidez.

Más tarde se realizaran figuras más naturalistas que nos dejan percibir el movimiento del cuerpo, la representación de las formas bajo los vestidos y una mejor representación de los músculos.


En conclusión, un retrato sirve para prolongar la permanencia, y en cierto modo, eternizar la vida del ser que representa.






















                                                                      María José Lagunas Hernández

miércoles, 2 de noviembre de 2016

TEATRO DE EPIDAURO


El teatro de Epidauro se encuentra en un bosque de pinos cerca del pueblo de Liguno, uno de los espacios geográficos deprimidos de Grecia. Fue diseñado por Policleto el joven en el siglo IV a.C. que aprovecho la zona deprimida y el desnivel natural del terreno para construirlo y así poder apoyar las gradas del teatro en las laderas del bosque. Se convirtió en el teatro más importante de Grecia, símbolo del teatro griego antiguo y modelo para numerosos teatros griegos posteriores.
La planta del edificio rodea la orquesta, área circular donde el coro cantaba y bailaba. Esta está rodeada por la cávea o graderío sitio donde el público podía tomar sitio para ver el espectáculo. La escena que al principio se ocupaba de hacer de almacén para el vestuario y los decorados acabó siendo el lugar donde los actores representaban la obra en cuestión. En la parte de la escena más cercana a los espectadores se situaba el proscenio donde se realizaba la representación. Sobre esta se apoyaban 18 columnas jónicas y las superficies entre ellas estaban policromadas. Además tenía dos protuberancias a cada lado que hacían de sostén para las escenografías laterales. También contaba con el logeion, un balcón al que salían los actores si la representación requería de su uso. Por último destacar que todos los grandes teatros se construyeron al aire libre.
La estructura del teatro se divide en tres partes: la  <<orchestra>>, el  <<skené>> mejor conocido como escena y el  <<koilon>>  o graderío
La orquesta, del griego, <<orcheisthai>>  bailar, era un espacio mayor de un semicírculo de 201º expuesto en forma de abanico de tierra lisa y compacta donde el coro cantaba y bailaba. En el centro se hallaba un altar o  <<thymile>>  donde se realizaban los actos de culto en honor al Dios Dionisio, como la sacrificación de un cordero. Al principio los acores se situaban en esta pero conforme la representación teatral fue adquiriendo mayor protagonismo el tamaño del altar fue disminuyendo hasta salir fuera de la orquesta y ubicarse en la skené, dejándola libre para el coro.
La skené o escena es una zona de forma alargada y estrecha situada detrás de la orquesta y elevada por encima de la misma tres metros mediante una plataforma de tablas sostenida por una columnata. La parte posterior servía de decorado y de bastidor para los actores y estaba realizada en madera. La parte anterior y más cercana al público llamada prokenion era el lugar donde los actores representaban la obra y podía adornarse con estructuras y columnas donde se fijaban los decorados y complejos recursos técnicos.
El koilon o graderío significa lugar desde donde se contempla. Es un espacio semicircular reservado para el público. Siempre se utilizaba la falda de una colina para construirlas y se dividía en sectores (kerkis). Las gradas se dividían en dos zonas: la alta y la baja separada por una galería o pasillo central pavimentado. La parte inferior está dividida en 12 cuneus con 30 gradas cada uno, mientras que la superior cuenta con 22 cuneus con 20 gradas cada uno. Los espectadores ingresaban a las tribunas inferiores desde el párodo y desde aquí a las gradas superiores.
Había dos tipos de asientos: las propias gradas para el pueblo y asientos con respaldo y brazos para personalidades importantes.

Desde los inicios los teatros griegos se habían preocupado por perfeccionar la proyección de la voz de los actores hacia el público y por lo tanto, por la acústica. Estudios revelan que las gradas tienen un papel muy importante en ellas. Los asientos, que constituyen una superficie acanalada sirven como un filtro acústico que transmite las altas frecuencias y hace de difusor a las bajas. El uso de la superficie acanalada de esta forma hace que el teatro este construido con la forma y las dimensiones óptimas. Las gradas proporcionan un efecto difusor suprimiendo el sonido de frecuencia baja, componente principal del ruido de fondo y rompiendo las bajas frecuencias de las voces. Además las filas de los asientos de piedra reflejan las altas frecuencias hacia atrás, hacia la audiencia, realzando el sonido.
El investigador Nico Declercq inicialmente sospechaba que la pendiente tenía mucho que ver con este efecto y descubrió que cuando las voces de los actores subían por las gradas las frecuencias bajas del discurso iban siendo eliminadas. Experimentó con ondas ultrasónicas y simulaciones numéricas y descubrieron que las frecuencis hasta 500hz disminuían mientras que las frecuencias por encima de ese valor resonaban entre las filas de los asientos. Eliminar las frecuencias bajas quiere decir que estas son menos audibles pero no supone un problema porque el cerebro humano reconstruye las frecuencias que necesita para entender el mensaje mediante un fenómeno conocido como tono virtual.
El teatro griego nació en el Ática a partir de las danzas y los cánticos corales de los siglos VI y V a.C., que se celebraban en primavera durante las “Grandes Dionisíacas” fiestas en honor al Dios Dionisio. Estas danzas y cantos se realizaban en cualquier espacio abierto.
El vestuario de una representación griega está compuesto por:
·         Máscaras: los actores griegos utilizaban las máscaras o, en su defecto, ocultaban su rostro con barro. Esto simbolizaba el vestirse con elementos nuevos y no comunes, y formaba parte del ritual. Más tarde, cuando el teatro fue teatro y no un acto religioso la máscara era el elemento que transformaba al actor en personaje y permitía que pudiera interpretar varios personajes incluso femeninos, ya que las mujeres todavía no participaban en el teatro. Había todo tipo de caretas y con el tiempo los artesanos consiguieron darles un gran realismo. Además las caretas poseían unas grandes dimensiones lo que permitía una mayor visibilidad para el público y de “megáfono” aumentando el sonido de las voces de los actores.
·         Los conturnos: son una especie de zapatos de madera con alza que servían para darle más altura al actor y junto a las caretas hacían que tuvieran una mayor visibilidad. Generalmente sólo eran utilizados para las tragedias.
·         Ropas: por lo general los trajes usados eran túnicas, medias o cortas y mantos. Según los colores de la ropa el personaje tenía más o menos importancia. Los actores utilizaban unas almohadillas para abultarse guardando así las proporciones con las máscaras y los conturnos. Además podían utilizar otros elementos como la corona en el caso de los reyes.
A finales del siglo VI a.C. comienzan a desarrollarse en el teatro griego los géneros de la tragedia y la comedia. El teatro surgió cuando comenzó la decadencia de la poesía lírica cuyos poemas se recitaban o se cantaban en pequeños círculos mientras que el teatro se representaba ante todo el pueblo. Es por tanto un género teatral enmarcado dentro de la polis.
La escenografía era sencilla, hecha con efectos pictóricos. A veces se utilizó una rudimentaria maquinaria teatral, sobre todo, para hacer aparecer a los dioses en escena.  La escena, situada detrás del proscenio, era el lugar donde se preparaban los actores. A medida que estos fueron adquiriendo mayor importancia, el escenario fue siendo más importante, se construyó de piedra y se le añadieron elementos arquitectónicos.
Como curiosidad: los actores antes de realizar una representación debían pasar por un concurso de actores, que equivaldría a los casting o pruebas de acceso de la actualidad.
Comparativa entre el teatro griego y el romano.
Tanto la construcción como la estructura de los teatros griegos eran muy diferente a la de los teatros romanos. Sus diferencias más esenciales son las siguientes:
·         En Grecia los teatros estaban situados al aire libre mientras que en Roma eran de interior.
·         En Grecia las gradas descansaban sobre la ladera de una montaña mientras que en Roma descansaban generalmente sobre un sistema de bóvedas de hormigón y de galerías.
·         La orquesta era circular y la ocupaba el coro, además en el centro se alzaba un altar en honor al Dios Dionisio. Por el contrario, en Roma era semicircular y da asiento a los personajes importantes, el coro no se sitúa en ella.
·         En Grecia los párodos eran entradas laterales descubiertas que daban acceso a la orquesta y al graderío mientras que en Roma eran pasillos cubiertos por una bóveda que daban acceso a la orquesta y que en cada uno de ellos se encontraba un palco para las autoridades.
·         El graderío o koilon rodeaba la mitad de la orquesta y era el lugar dedicado al público. Se accedía a ella por escaleras exteriores. En Roma el koilon coincidía con el semicírculo de la orquesta y se accedía a ella por pasillos interiores.
·         En Grecia los párodos eran entradas laterales descubiertas que daban acceso a la orquesta y al graderío mientras que en Roma eran pasillos cubiertos por una bóveda que daban acceso a la orquesta y que en cada uno de ellos se encontraba un palco para las autoridades.
·         La escena estaba pegada a la orquesta y servía como telón de fondo. Por el contrario, en Roma era una edificación mucho más alta que coincidía con la orquesta.
·         El proscenio era una plataforma de unos 3 o 4 metros de altura que ocupaba la parte posterior de la escena y en ella se situaban los actores cuando dejaron la orquesta para el coro. En Roma era una plataforma de 1,5 metros donde los actores evolucionaban los actores.

El teatro no sufrió ninguna de las intervenciones que alteraron los otros teatros griegos durante el dominio romano por lo cual es considerado como el más bello y genuino. En la actualidad el Teatro de Epidauro se conserva en perfecto estado y sigue en uso. En verano se celebra allí el Festival Anual de Teatro Heleno mejor conocido como “Festival de Epidauro” en el que se representan tragedias y comedias clásicas. Miles de personas de Grecia llegan para disfrutar del festival y de la grandeza de pisar el suelo sagrado del Santuario de Epidauro.
                        
                         Alba Ferrer Martín.