sábado, 10 de diciembre de 2016

La pintura romana


Las primeras manifestaciones de pintura en Roma tienen origen gracias a las repercusiones artísticas etruscas y griegas, ya que estas ejercieron una fuerte influencia en aspectos culturales y artísticos. Concretamente, esta pintura se sitúa alrededor del 323 a.C, en el periodo Helenista, durante la república romana. Estas obras tendían a ser tratadas en vasijas, tabla, pero sobre todo en paredes, en forma de mural. Los murales eran muy habituales en lugares como palacios, edificios públicos y viviendas de ciudadanos adinerados. Los temas que se representan suelen ser muy variados, destacando el paisaje, los retratos, las imitaciones arquitectónicas, y a menudo, manifestaciones culturales. Sin embargo, la naturaleza y la mitología también son frecuentes, sobre todo en murales y vasijas.
Además, también se desarrolla el mosaico caracterizado por la unión de pequeños materiales como piedras, cerámica o vidrio que, tras unirlas mediante yeso u otro aglomerante permite formar composiciones decorativas. Los mosaicos fueron incorporados en Roma situándolos originariamente en los suelos de diversos edificios (viviendas, palacios, templos…), no obstante, en la época Bizantina, su incorporación a los murales fue aumentando, sustituyendo incluso a la pintura en fresco.
La mayor expresión de estas obras romanas se sitúa en la ciudad de Pompeya y Heraculano, dos ciudades italianas que fueron arrasadas por el volcán Vesubio en el año 79 d.C. Tras esta catástrofe la ciudad quedó destrozada y, gracias a la superposición de grandes cantidades de cenizas y polvo estas obras se encuentran en perfecto estado, al igual que algunos objetos y personas que fueron devoradas por el material volcánico. Gracias a este acontecimiento y a la importancia que ejercía Pompeya en aquella época, es allí donde se han encontrado una mayor cantidad de pinturas y mosaicos de carácter romano. Además, también se encuentran obras en otros lugares como el Palatino de Roma, Stabia, la necrópolis de El-Fayum en Egipto y otras muchas ciudades que fueron propiedad de Roma.

Gracias a todos aquellos hallazgos descubiertos tras las excavaciones de pinturas y mosaicos romanos, se han reconocido varios estilos diferentes. El primer estilo, denominado “Estilo de incrustación” se sitúa entre los años 150-90 a.C. Este estilo se caracteriza por la imitación de bloques de mármol y otros materiales ricos  para aparentar fortuna y suntuosidad. Además aparecen otros motivos decorativos como capiteles y arcos. El segundo estilo, denominado “Estilo arquitectónico” se encuentra en torno al 90-25 a.C. Aproximadamente, coincidiendo con la fundación de la ciudad de Pompeya. Se caracteriza por, además de imitar la estructura arquitectónica,  intentar buscar una mayor profundidad y perspectiva haciendo que, de este modo, las habitaciones parezcan mas amplias. Además, solían representarse ventanas falsas que eran pintadas con un paisaje de fondo. El tercer estilo, denominado “estilo ornamentado” se desarrolla entre el 25 a.C hasta el 40 d.C aproximadamente. Se caracteriza por representar los detalles arquitectónicos de forma menos detallada, en el cual ya no hay perspectiva. Es un estilo menos realista y más fantástico, donde los murales de dividen mediante columnas adosadas y refinadas (pintadas de forma poco realista) componiendo una escena con temas mitológicos. Los colores son más intensos y se incorporan con más frecuencia elementos animales, vegetales y objetos como candelabros y otros detalles. El cuarto estilo, denominado “estilo intrincado” o “estilo ilusionista” se desarrolla a partir del año 40 d.C. Este estilo se caracteriza por la mezcla del tercero y el segundo. En él, aparecen escenas mitológicas e históricas que presentan un gran peso decorativo y una creciente importancia respecto al paisaje, que incorpora elementos como cortinas y telones. La impresión que transmite es la de una fantasía irreal y recargada, donde los personajes aparecen representados a menudo con máscaras, cintas y guirnaldas.  También existe un estilo llamado “estilo pompeyano” donde predomina la belleza, el estilo, la gracia, delicadeza y fantasía del dibujo. En él, se estilizan las figuras vegetales, y mediante el uso de colores vivos y luz se refleja el espíritu bullicioso, elegante, frívolo y voluptuoso que representaba el espíritu de la sociedad.
En aquella época, el pintor era considerado como un artesano y su prestigio no era tan superior como en periodos posteriores, fue en el románico donde el pintor comienza a ganar prestigio. Sin embargo, sus obras ya eran imitadas desde los tiempos más remotos. La pintura sobre tabla romana se inspira en la cultura griega, sin embargo su conservación no ha sido muy abundante debido a que se trata de materiales perecederos. En ella destacaban los retratos, habitualmente de personas jóvenes, y su redundante representación de personajes ya fallecidos a los cuales se les idealizaba. También destacaban sobre todo la pintura en fresco. Esta pintura se realizaba sobre una pared cuya superficie ha sido recubierta por cal, polvo de mármol, y por último, pigmentos para realizar la obra. Esto permitía que el dibujo permaneciese indeleble (lo cual  a menudo suponía un inconveniente ya que no permite ningún fallo), y una expresión de color duradera. Sin embargo, este proceso era muy duradero debido al tiempo de secado tras el recubrimiento de cal y la imposición de los pigmentos colorantes.

Además, los romanos distinguían sus murales según su tamaño, su lugar de destino y dibujo. El Opus vermiculatum se caracterizaba por ser de origen egipcio y estar compuesto por teselas, es decir, los pequeños materiales que constituían la obra, de un tamaño muy pequeño. El tamaño de estas piedras permitía al artista un mayor realismo en cuanto a las curvas y las formas del paisaje, sin embargo, también presentaba el inconveniente de tratarse de una obra mucho más trabajosa. Este tipo de mosaicos se encontraba únicamente los suelos. El Opus musivum se caracterizaba por ser una obra que se encontraba en las paredes. El Opus sectile, utilizaba piedras de tamaños mayores y variados. Además, se recortaban placas de mármol de diversos colores para componer las figuras y se encontraba tanto en suelos como en murales. Por último, el Opus signinum tenía origen en Signia (en la región de Lacio), donde existían muchas fábricas de tejas. Allí obtenían un polvo coloreado que, al mezclarlo con cal,  originaba un cemento rojizo e impermeable con el que formaban las teselas de los mosaicos. Además, este material era utilizado para el recubrimiento de piscinas, aljibes, etc. Unos ejemplos de murales romanos son la Batalla de Isso y las cincuenta viñetas de Virgilio.


































miércoles, 7 de diciembre de 2016

CIUDAD ROMANA

LA CIUDAD ROMANA
La civilización actual es heredera en muchos aspectos de la cultura romana. No en vano hay estudiosos del mundo romano que aseguran que los romanos inventaron, prácticamente, todo lo que hoy conocemos. Uno de esos aspectos es el urbanismo, pues los romanos lograron hacer un modelo de ciudad tan funcional y racional que aún hoy está vigente. Numerosas ciudades han crecido conservando su núcleo original de época romana y reproduciéndolo.
En el mundo romano, la ciudad era el centro neurálgico, y conformaba la estructura civil y social de la civilización. En ella se centralizaba el comercio, se relacionaban los distintos pueblos conquistados, y, también, cómo no, permitía al gobierno el control de la población. La civilización romana alcanzó un alto grado de desarrollo y buscó la comodidad y el bienestar de los ciudadanos. De ahí que las ciudades fueran muy avanzadas respecto al resto de culturas que existían entonces.
La ciudad romana estaba rodeada por una muralla defensiva, pues los pueblos estaban siempre a merced de una invasión. En esto, una vez más, los romanos dieron muestra de ser los más adelantados de su tiempo, y perfeccionaron los distintos métodos de defensa que existían en ese momento mediante murallas. No hay más que ver los ejemplos de estas construcciones defensivas que dejaron en España para darse cuenta de su grandeza. Las murallas de Tarragona
, Zaragoza, o Córdoba se han mantenido hasta nuestros días. Fuera de la península se conservan especialmente bien la muralla de Tréveris y la de Colonia, ambas en Alemania.
Su trazado urbano seguía unas pautas necesarias para el correcto funcionamiento de los servicios públicos y militares. Su diseño recogía los modelos etrusco y helenístico. Del primero adoptaron el tramado ortogonal, la disposición y  forma de los templos y la construcción de mausoleos. En cuanto al segundo, hicieron suyo el trazado hipodámico o en damero de Hipodamo de Mileto, un arquitecto de la Grecia Helenística que diseña las calles en ángulo recto, dando lugar a vías rectilíneas y manzanas de casas regulares.
Hipodamo de Mileto aplicó a su diseño de ciudad su filosofía, según la cual para que una sociedad sea productiva, debía encontrarse a gusto en su ciudad. Propugnó un modelo de urbanismo que facilitaba la relación entre todas las clases sociales fuesen libres o esclavos.
Básicamente, la ciudad romana estaba compuesta por una serie de módulos iguales distribuidos ordenadamente formando una cuadrícula y separados por calles. Entre todos formaban un conjunto de diseño rectangular que estaba rodeado por una muralla perimetral con torres de vigilancia. Todas las calles eran iguales, excepto dos: El cardo (de norte a sur) y el decumano (de este a oeste). Estas eran más anchas y terminaban en las únicas cuatro puertas de la muralla.
En el cruce de estas dos calles se ubicaba el foro, este era el lugar donde se desarrollaba toda la vida ciudadana: la política, la justicia, el comercio, la vida social y el culto a los dioses. Era el corazón de la Ciudad y en él se levantaban los principales edificios políticos religiosos y comerciales.
En las cuatro zonas resultantes del cruce de las dos calles principales se situaban las viviendas de los ciudadanos. Estas se dividían en: Insulae, domus y la villa. Las insulae eran edificios de apartamentos donde en alquiler o en propiedad vivían los ciudadanos más pobres, a menudo quedaban reducidos estos apartamentos a una habitación multiuso, germén de las microviviendas que algunos gobiernos propugnan actualmente. Las domus, viviendas familiares que constaban de un solo piso, más grandes que las insulas y reflejaban un mayor poder económico. Por último, las villas, viviendas en zonas rurales dedicadas a labores agrícolas y ganaderas, que en muchas ocasiones estaban dedicadas al disfrute y descanso del propietario y su familia.También existieron las casae o viviendas de esclavos y clases bajas, que por sus precarios sistemas de construcción, hoy han desaparecido. En España, podemos destacar la Domus del Anfiteatro, en Mérida.
Fue en las urbes donde se levantaron los edificios más importantes. La civilización romana daba una especial importancia a los edificios públicos, ya que los individuos que la conformaban eran ciudadanos de Roma, individuos con una serie de derechos recogidos por la ley y una conciencia de tenerlos. Entre estos edificios destacan:
Los edificios religiosos: Los templos romanos toman elementos esenciales del arte griego, como la larga cella, la columnata que circunda el templo y las columnas que, o bien se encontraban exentas o  se adosaban al muro. Sin embargo, los templos siguen el modelo etrusco, pues de él heredan el alto podium sobre el que se elevan, la escalinata única frontal por la que se accede y el profundo pórtico que da paso a la cella. En España, destaca el Templo de Diana en Mérida.
Edificios políticos: Entre ellos destacan la curia, la sede del senado, donde se ejercían funciones legislativas ejecutivas y judiciales. Y el pretorio, el cuartel general de la armada romana.
Edificios comerciales Los edificios comerciales más habituales fueron las basílicas. Estas eran edificios destinados a las transacciones comerciales y los litigios. Estaban formadas por grandes salas, divididas en tres naves, con exedras al fondo y cubiertas por bóvedas. Este tipo de edificaciones servirán de modelo para los primeros templos cristianos. Destaca la Basílica de Majencio (Roma).
También, eran importantes las casas comerciales y los collegia, ubicados en el cardo o en el decúmano. Eran construcciones de varios pisos con un patio central en torno al que se abrían espacios dedicados a tiendas.
Edificios sociales: La cultura romana rendía culto al cuerpo, y por tanto, a la higiene del mismo.  Debido a ello, las termas o baños desempeñaban una función fundamental en la vida social. No sólo como balnearios,  sino también como centro de reuniones, negocios, y política. A ellos acudía la gente que no podía permitirse tener uno en su casa, como los plebeyos o los esclavos. Llegaban a acoger hasta 3.000 bañistas al día. Generalmente, eran de grandes proporciones, constando de baños distribuidos en piscinas calientes (caldarium), templadas (tepidarium) y frías (frigidarium). También disponían de vestuarios (apodyterium) y edificios anexos con gimnasios y funciones lúdicas. Estos complejos eran una expresión de la grandeza de una ciudad, por lo que tanto los materiales de construcción como los de decoración debían ser los mejores.
Toda gran ciudad debía tener un gran complejo termal, de hecho, en Roma existía un gran número de termas, a cada una más grandiosa, destacando las de Caracalla o las termas de Zaragoza
Edificios para espectáculos: Se situaban en las afueras de la urbe para no interferir en la vida ciudadana. Destacan:
Teatro romano: En su estructura, deriva directamente del griego, pero presentan algunas diferencias. Entre ellos destacan el Teatro de Mérida.
Anfiteatro: Es el resultado de la unión de dos teatros, y estaba destinado a la lucha de gladiadores o fieras. Entre ellos, señalamos el Coliseo (Roma) o el anfiteatro de Cartagena.
Circo: Servía, como los hipódromos de hoy en día, para celebrar las carreras de caballos , de carros , y espectáculos atléticos. Destacamos el circo romano de Itálica, Sevilla.
Construcciones de carácter funerario: En las afueras de las ciudades se levantaban mausoleos. Estos también siguieron la tipología etrusca, aunque con el tiempo fueron adquiriendo mayor libertad. Entre ellos, es muy conocido el Panteón de Roma
Construcciones conmemorativas:
Llevados por el deseo de conseguir la gloria terrenal, los romanos levantaron monumentos conmemorativos en el Foro, en las entradas de los puentes o en el cruce de calzadas y en los lugares célebres.
Podemos distinguir dos tipos principales: el arco del triunfo, y la columna conmemorativa.
Columnas conmemorativas:
Entre las columnas conmemorativas más importantes, destacamos, por ejemplo, la Columna Trajana.
Arco del triunfo:
Es un monumento de carácter conmemorativo, concebido como una gran puerta monumental exenta, destinado a que bajo él pasasen, con sus tropas , los generales victoriosos.
Estos arcos surgen hacia el siglo II a. C. y presenta una estructura muy sencilla con uno o tres arcos que sostiene un entablamento, el material empleado solía ser la piedra , y estaban  decorados con esculturas.
En España destaca el arco de Medina Celi, en Soria, y al otro lado del Mediterráneo, el arco de Constantino.
Obras públicas:
Los romanos tuvieron a lo largo de su historia una gran preocupación en mejorar las condiciones de vida y seguridad de sus ciudadanos.Por ello se empleaba el material más resistente: la piedra.
La perfección de estas obras de ingeniería se manifiesta en que muchas de ellas están hoy en día en pie, incluso algunas de ellas en activo.
Puentes:
Utilizados para cruzar grandes ríos o salvar arroyos y torrentes de montaña. Estos, a la vez de rendir un servicio útil, contribuían a ennoblecer y a embellecer el paisaje. Entre ellos destaca, en la provincia de Teruel, el puente romano de Luco de Jiloca.
Acueductos:
        El Acueducto servía para solucionar el problema de abastecimiento de agua a las ciudades. Su función era transportar el agua desde los manantiales o pantanos hasta la ciudad y en ésta se distribuía por medio de tuberías de plomo hasta las fuentes. Entre ellos, es conocido el acueducto romano de Cella-Albarracín. Y el acueducto de Segobia.
Calzadas:
Uno de los factores que más contribuyeron a crear esa comunidad cultural que desborda las orillas del Mediterráneo adentrándose en Europa, Asia, y África fue la asombrosa red de comunicaciones del Imperio romano. Constituían una tupida red, ya pavimentada, que unía entre sí todos los territorios de cada provincia, y a todas ellas con la capital: Roma. De ahí, el dicho de "Todos los caminos llegan a Roma".                                                                                            Eran conocidas con un nombre propio, generalmente con el del magistrado o emperador bajo cuyo mandato se habían construido. Destacan principalmente: La Vía Apia en Roma, y la Vía Augusta en España, desde los Pirineos hasta Cádiz, bordeando el Mediterráneo.
Uno de los apartados más sorprendentes del sistema militar romano es el campamento. Los romanos articulaban toda su estrategia en base a los campamentos fortificados que albergaban sus legiones. Sus campamentos de invierno o en época de paz eran semi permanentes, construidos de madera, y argamasa si eran campamentos eventuales o de piedra si eran campamentos permanentes. Muchos de estos campamentos crecieron hasta convertirse en ciudades, como por ejemplo nuestra española León.
Finalmente, la ciudad romana ha pasado a la historia como un modelo de eficiencia y buen sentido. El urbanismo fue uno de los principales logros de los arquitectos romanos, pero preocupándose siempre del aspecto práctico más que del estético. Roma creó una civilización urbana que a diferencia de las conocidas hasta entonces, tuvo una preocupación especial en mejorar la calidad de vida del ciudadano.  No obstante, este salto histórico que dan los romanos en cuanto a urbanismo no se mantendrá durante la Edad Media donde las ciudades no ofrecían tanta calidad de vida para sus habitantes.
Nuria Andrés Moreno.