El Doríforo es una escultura realizada en bronce mediante la
técnica de fundición en el 420 a.C, lo que constituye el periodo o etapa
clásica, comprendido entre el siglo IV y V a.C. Se trata de una época histórica
en la que el poder de las polis griegas y las manifestaciones culturales que se
desarrollaron en ellas alcanzaron su apogeo.
Las primeras décadas del siglo V a. C. suponen
el periodo de transición entre la escultura arcaica y la clásica, denominado
estilo severo. Los principales materiales utilizados son el bronce y el mármol,
entre los que resultaba muy famoso el mármol rosado. La escultura clásica en su
desarrollo, dio lugar a una estética que se componía por valores idealistas con
una representación auténtica de la naturaleza. No obstante evitaban una
caracterización, así como interpretación, excesivamente realistas de las
sensaciones emocionales y se mantenía constantemente en un ambiente formal, de
equilibrio y armonía. Incluso cuando los personajes se encontraban
representados en escenas de batalla, su expresión no reflejaba la violencia de
los hechos. Policleto fue el primero en sistematizar estos valores y conceptos,
realizando una escultura de un desnudo masculino, el Doríforo.
Policleto fue famoso sobre todo por sus estatuas
de dioses y atletas realizadas en bronce, sin embargo, aparte de artista, era
un gran aficionado a las matemáticas. De hecho elaboraba sus esculturas a
partir de cálculos numéricos para establecer las más bellas proporciones del
cuerpo humano. Fue, junto con Fidias, la gran figura de la escultura griega del
siglo V a.C.
El Doríforo, cuyo significado es, portador de
lanza es una destaca obra de Policleto, que tiene lugar durante la etapa
clásica y que se ve profundamente marcado por el canon de belleza masculina. Su
origen tiene lugar en bronce con 2’13 metros de altura, es una escultura exenta
de bulto redondo con una desnudez que casi representa un acto social, como
sucedía en los kurois, con los que también comparte la musculatura propia de un
atleta.
La posición del Doríforo representa la aportación
al arte griego clásico de nuevas concepciones rítmicas y de equilibrio
armónico, a partir del contrapposto, por la que la pierna derecha soporta el
peso del cuerpo estando apoyada en el suelo, mientras que la pierna izquierda
se encuentra retrasada, sin soportar ningún tipo de peso, y apoyada levemente
con los dedos. Esta posición ocasiona un desplazamiento de la línea de las caderas,
así como de los hombros, además como su nombre indica, la parte superior está
contrapuesta respecto a la inferior; brazo izquierdo está flexionado con el fin
de sujetar una lanza, y el brazo derecho cae ligeramente de manera relajada a
lo largo del cuerpo, por lo que no se encuentra un mínimo atisbo de esfuerzo. Esta
posición, además de dar una imagen relajada también deja entre ver el dinamismo
o movimiento. El torso que también se encuentre levemente inclinado, posee unos
pectorales planos que junto con las líneas de la cadera, de la cintura y el
pliegue inguinal se encuentran muy marcadas, así como la división entre tronco,
lo que se denomina diartrosis. Aunque la evolución escultórica refleja un claro
avance, todavía se siguen teniendo dificultades para representar las
características de la anatomía masculina.
Policleto rompió con el concepto tradicional de
simetría oponiendo las partes del cuerpo respecto del eje, lo que favorece la
multiplicidad de los puntos de vista y, con ello conjuga dos principios
básicos, quietud y movimiento, que se complementan en una idea unitaria de belleza
y fuerza.
En la parte superior, y como elemento de gran
importancia y belleza, se sitúa de manera ligeramente inclinada hacia el mismo
perfil que el resto del conjunto del cuerpo, la cabeza.
El pelo sigue manteniendo la escasa
voluminosidad, sin embargo se evoluciona con la eliminación de las trenzas,
apostando por las ondulaciones que ya no resultan totalmente geométricas, con
una longitud por encima de las orejas y algún mechón de pelo asoma en la
frente, lo que antes resulta imposible, ya que portaban una diadema. El rostro
sigue siendo inexpresivo, desaparece la sonrisa estereotipada dando lugar a la
expresión del Ethos, por la que transmite serenidad, tranquilidad y un “estado
normal”.
En reiteración, la belleza y la perfección eran
buscadas a través de la proporción, de tal forma que se estableció un canon
para alcanzar dicho propósito, basado en el estudio de la naturaleza y asociado
a su vez al cálculo matemático, que se conocerá como el canon de Policleto. La
proporción consistirá en que el cuerpo mida 7 cabezas y media, dentro de la
cual, el rostro ocupa una cabeza que se subdividirá en 3 partes iguales, señala
por las cejas, la base de la nariz y el mentón.
La copia mejor conservada está en el museo arqueológico
nacional de Nápoles, fue encontrada en 1767 en Pompeya. Friederich en 1863 la
reseñó como una copia del Doríforo.
Esta se trata de una estatua de mármol, de 2’10
sobre un pedestal de 1’42, se restauró el brazo derecho y la mano izquierda,
además se le reparó una pequeña fisura que tenía debajo de la rodilla. En
España, en las termas del yacimiento de Baelo Claudia fueron hallados un torso
y un pie que se consideran copias del Doríforo.
A pesar, de que como su traducción indica, se
podría dejar entre dicho lo de portador de lanza, en la actualidad hay una
nueva interpretación debido a que la posición de los dedos de la mano derecha
parecen rodear un objeto cuadrangular, que bien podría ser una espada, así como
en los dedos de la mano izquierda, que se encuentra en una posición como
sosteniendo un asa curva como la de un escudo. De ser correcta esta
interpretación, el Doríforo, no sería no sería el Doríforo, sino Teseo,
portador de espada.
Policleto, su canon de 7 cabezas y media, y la
utilización del contrapposto frente con todo lo utilizado anteriormente, han
sido los grandes inspiradores de las siguientes épocas.
A raíz del uso del contrapposto influenciará
tanto al arte romano, como en el Renacimiento, por ejemplo, en el David de
Miguel Ángel
Una escultura que se basa totalmente en el
Doríforo con ciertos matices que la diferencian, es la escultura de Augusto
Primo Porta, acoge la forma de contrapposto, creando diagonales entre los
miembros tensos y los relajados, un rasgo típico de la escultura clásica. Se
trata de una figura de bulto redondo, tallada en mármol, y que aún conserva
restos de dorado, púrpura, azul, y otros colores con los que fue policromada.
María José Lagunas Hernández
Vanesa Monge
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.