A finales del siglo
XIX se desarrollaron varios movimientos que partiendo de los cimientos construidos
en el impresionismo, evolucionaron hacia diferentes estéticas que anticiparon
las corrientes vanguardistas de los inicios del siglo XX. Uno de estos
movimientos es el cubismo, cuyo precursor es Paul Cezanne.
Una de sus obras más conocidas es Los jugadores de cartas, una
serie compuesta por cinco obras sobre el tema de una partida de cartas,
realizada entre 1890 y 1895. Se trata de un óleo sobre lienzo cuya escena
está compuesta por una pareja de hombres que juegan en un interior donde
predomina la simetría, el estudio de los volúmenes y una despreocupación por la
perspectiva.
Paul Cezanne fue un
pintor postimpresionista francés, considerado el padre de la pintura moderna y
precursor del cubismo por su estilo nuevo y radicalmente diferente. En 1857
inició sus estudios artísticos en el L' Ecole Municipal Libre de Dessien. Sin
embargo, al no lograr superar el examen de ingreso volvió a su tierra natal
para dedicarse a la pintura. Enamorado de la pintura de Delacroix, elaboró sus
primeras obras de un estilo romántico suave, dando lugar a su periodo oscuro
(1861-1870) caracterizado por colores oscuros y un intenso uso del negro. Junto
a otros pintores del momento presentó en París una exposición en cuyas obras
domina la luz y el color pero no solo no tuvo éxito social sino que fue motivo
de risas y burlas durante años. Fue entre 1870 y 1878 cuando su estilo volvió a
cambiar, centrándose en el paisaje y el estilo para trabajar al aire libre (en
plein air) de forma rápida y a escala reducida, que consistía en utilizar
pequeños toques de colores puros, sin recurrir a bocetos preliminares ni a
dibujos, dando lugar a su periodo impresionista. Sin embargo, las malas críticas de sus obras y su
aislamiento que le convirtió en un pintor ignorado por el público. Además
tenía un raro carácter que le convirtió en un hombre con pocos amigos. Pero fue
en 1882 cuando el Salón Oficial admitió
una obra suya pero esto tampoco ayudó mucho a su vida artística. Es en el
comienzo del siglo XX cuando sus obras empiezan a cotizarse pero pronto al mismo tiempo su salud empeoró
hasta que falleció en 1906.
Es el último cuadro de esta serie de los jugadores de cartas, el más conocido y valorado de los cuatro
anteriores. Las fuentes de inspiración empleadas por Cézanne posiblemente
fueran los jugadores de cartas pintados por Le Nain y Chardin.
Se trata de una obra figurativa compuesta por dos jugadores
sentados a ambos lados de una mesa sobre la que apoyan los codos. Cézane
representa a estos personajes ajenos a la propia obra, interesados únicamente
en la partida. El espectador se convierte en uno de los frecuentes observadores
que contemplan estas partidas en las tabernas, al situarnos el maestro en un
plano cercano a la escena y no hacer apenas referencias espaciales.
En lo referente a la iluminación, el foco de luz se presenta de forma artificial concentrándose
en la parte central, presentando sombras y, destacando el reflejo blanco de la
botella. La perspectiva no conforma un
papel significativo en las obras de Cézane, definiéndose únicamente mediante
una sencilla ley de proximidad: los objetos más cercanos tapan a los que se
encuentran en un plano más alejado.
Pero sin duda, lo más destacado en la obra es el color y sus trazos. El hombre de la
derecha viste una chaqueta de tonalidades grises amarillentas que tiene su
continuidad en el pantalón de su compañero, vestido éste con una chaqueta de
tonalidades marrones que se mezclan con diversos colores. En general la obra se
compone de colores oscuros que destacan entre sí. El fondo se obtiene gracias a
una mezcla de tonos donde predominan los rojos y negros, en sintonía con la
mesa y el mantel.
Las pinceladas se presentan solitarias y sintéticas (pincelada suelta), como el reflejo
sobre la botella o el simple trazo que describe el ojo del jugador de la
derecha. Las formas recuerdan a
elementos geométricos, pura característica del cubismo, movimiento cuyo
precursor es el propio Cézane. que se caracteriza por tratar las formas de la
naturaleza por medio de figuras geométricas, fragmentando líneas y superficies.
Se adopta así la llamada "perspectiva múltiple": se representan todas
las partes de un objeto en un mismo plano.
La representación del mundo pasaba a no tener ningún
compromiso con la apariencia de las cosas desde un punto de vista determinado,
sino con el conjunto de sus perspectivas. Por ello aparecían al mismo tiempo y
en el mismo plano vistas diversas del objeto: por ejemplo, se representa de
frente y de perfil; en un rostro humano, la nariz está de perfil y el ojo de
frente; una botella aparece en su corte vertical y su corte horizontal. Ya no
existe un punto de vista único. No hay sensación de profundidad. Los detalles
se suprimen, y a veces acaba representando el objeto por un solo aspecto.
A diferencia del impresionismo del que Cézanne parte, en
esta obra prevalece el volumen y la forma sobre la luz, obteniendo ese volumen
gracias al color en estado puro.
Este cuadro de la serie se convirtió en la segunda obra de
arte vendida por más dinero en la historia, con más de 250 millones de dólares
se pagaron por ella. Actualmente se encuentra en el Museo de Orsay, en París.
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