Goya ha de ser
considerado uno de los más grandes grabadores de la historia a la par
quizás de Duero, Rembrant y Picasso. Su curiosidad le llevó a experimentar
continuamente técnicas y procedimientos. Los primeros tanteos los realizó hacia
1771 y no se diferencian apenas de los ensayos de sus cuñados los Bayeu, en una
técnica de puro aguafuerte.
El
interés de Carlos III por conseguir que las artes y los artistas españoles obtuviesen
una amplia difusión, protegió la creación de una verdadera escuela de grabadores de “reproducción” que ´consiguieran, a través
de estampas, difundir por toda Europa las obras maestras de la pintura
española. Goya se interesó en esta empresa y realizó, en 1778 una serie de
copias de los cuadros de Velázquez.
Su
extensa trayectoria como grabador le llevó a establecer cuatro grandes series de estampas completas; los Caprichos, los Desastres
de la guerra, la Tauromaquia y los Disparates.
Antes de definir estas
colecciones, debemos conocer qué es un grabado;
se llama grabado a todas aquellas técnicas en las que el dibujo se realiza
sobre planchas por medio de incisiones. Goya, conocedor del aguatinta y aguafuerte, combina estas
técnicas en la mayoría de sus grabados, lo que supuso un espectacular avance en
ese campo, máxime cuando el aguatinta apenas se había desarrollado en España.
El aguafuerte es una modalidad de
grabado que se efectúa tomando como base una lámina de cobre a la que se le
aplica una fina capa de barniz con funciones protectoras. Posteriormente, se ennegrece
con humo para facilitar la realización del dibujo. A continuación, con una
herramienta de punta afilada, se elimina el barniz dando paso al dibujo. Se
somete la plancha a un baño de ácido de forma que las zonas menos protegidas
por el barniz quedan corroídas y forman surcos. Por último se retira el barniz y se entinta la
superficie con un rodillo para, al pasar un papel sobre la plancha y pasarlo
por la prensa, poder imprimir las copias del dibujo.
El aguatinta es también un
procedimiento en hueco y metal. Esta consiste en recubrir la placa con una capa
de protección en forma de grano. El procedimiento consiste en someter a la
plancha a sucesivas inmersiones en aguafuerte, de distinta duración para
distintas zonas:
Para definir blancos, se aplica
barniz sobre las zonas que tienen que ir en ese color y se sumerge en
aguafuerte durante poco tiempo, en cambio, para colores más grisáceos, se
somete a un mayor periodo de bañado.
Los Caprichos (1797-1799)
constituye la primera de las series, de una labor crítica para regeneración
moral. En ella, Goya manifiesta el pensamiento ilustrado de crítica social y lo pone en manifiesto mediante caricaturizaciones
sátiras y fantasiosas (asnerías) de los miembros de la nobleza y clero. La colección está constituida por 80 grabados,
trabajados por la técnica del aguafuerte y el aguatinta, con lo que consigue
resaltar figuras blancas en fondos sobrios de un negro o gris uniforme. Sin
embrago, el grabado más conocido de la serie se trata de el Capricho nº 43; El sueño de la razón produce monstruos. Dotada de varias interpretaciones, establece
una nueva temática dentro de Los
Caprichos destinada a criticar la ignorancia del pueblo, los vicios de los
monjes y la estupidez de los grandes. Una primera interpretación plasma
el poder de la razón que Goya define como conjura del oscurantismo, revelando
el pensamiento ilustrado de la razón capaz de desterrar los errores humanos, la
ignorancia y propagar la verdad. La segunda interpretación estaría
basada en la expresión de un principio estético neoclásico, que consideraba la
razón y la fantasía como principios antitéticos que el artista debía saber
combinar, es decir que el artista debía utilizar la razón para moderar los
excesos de la fantasía ya que sin la guía de la primera ésta sólo produce
monstruos imposibles. Y por último una tercera interpretación que se
basa en la expresión de la amargura por el fracaso irremediable de la razón en
ese mundo ilustrado que tanto la encumbrara, dónde la razón ha sido derrotada y
el mundo es poblado por animales demoníacos. Esta temática onírica y fantasiosa
dio paso a una nueva corriente artística; el
surrealismo.
Los Desastres de
la guerra (1810) ,la segunda gran serie de grabados, se trata de la
colección más intensa y dramática que representa el pensamiento de Goya, su
visión acerca de las circunstancias que tuvo que vivir y su opinión sobre la
naturaleza humana. En esta serie, nos transmite los acontecimientos surgidos
durante la Guerra de la Independencia, desde un punto de vista antibelicista y
antipatriota en el que retrata el hambre, la violencia y la destrucción de
forma dramática y trágica.
La Tauromaquia
es la serie de grabados que Goya trabaja como paréntesis entre los Desastres de
la guerra y los Disparates. Fue posiblemente elaborada entre 1814 y 1816,
cuando el autor tenía casi setenta años
y vive una etapa de desencanto y amargura dónde pretende refugiarse en la
emoción que las corridas de toros le habían causado de joven.
Disparates,
Proverbios o Sueños, son la última serie de grabados y ciertamente, los
más complejos de interpretar. Situados entre 1819 y 1823, tratan temas de carácter onírico como de pesadillas y la presencia de lo
absurdo de la existencia. Por ello, se reconocen a esta serie de grabados como
una de las fuentes de influencia del movimiento surrealista.
El sueño de la razón produce monstruos |
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