sábado, 13 de mayo de 2017

Los Caprichos

               Goya ha de ser considerado uno de los más grandes grabadores de la historia a la par quizás de Duero, Rembrant y Picasso. Su curiosidad le llevó a experimentar continuamente técnicas y procedimientos. Los primeros tanteos los realizó hacia 1771 y no se diferencian apenas de los ensayos de sus cuñados los Bayeu, en una técnica de puro aguafuerte.

                El interés de Carlos III por conseguir que las artes y los artistas españoles obtuviesen una amplia difusión, protegió la creación de una verdadera escuela de grabadores de “reproducción” que ´consiguieran, a través de estampas, difundir por toda Europa las obras maestras de la pintura española. Goya se interesó en esta empresa y realizó, en 1778 una serie de copias de los cuadros de Velázquez.

                Su extensa trayectoria como grabador le llevó a establecer cuatro grandes series de estampas completas; los Caprichos, los Desastres de la guerra, la Tauromaquia y los Disparates.
Antes de definir estas colecciones, debemos conocer qué es un grabado; se llama grabado a todas aquellas técnicas en las que el dibujo se realiza sobre planchas por medio de incisiones. Goya, conocedor del aguatinta y aguafuerte, combina estas técnicas en la mayoría de sus grabados, lo que supuso un espectacular avance en ese campo, máxime cuando el aguatinta apenas se había desarrollado en España.

El aguafuerte es una modalidad de grabado que se efectúa tomando como base una lámina de cobre a la que se le aplica una fina capa de barniz con funciones protectoras. Posteriormente, se ennegrece con humo para facilitar la realización del dibujo. A continuación, con una herramienta de punta afilada, se elimina el barniz dando paso al dibujo. Se somete la plancha a un baño de ácido de forma que las zonas menos protegidas por el barniz quedan corroídas y forman surcos. Por último  se retira el barniz y se entinta la superficie con un rodillo para, al pasar un papel sobre la plancha y pasarlo por la prensa, poder imprimir las copias del dibujo.

El aguatinta es también un procedimiento en hueco y metal. Esta consiste en recubrir la placa con una capa de protección en forma de grano. El procedimiento consiste en someter a la plancha a sucesivas inmersiones en aguafuerte, de distinta duración para distintas zonas:
Para definir blancos, se aplica barniz sobre las zonas que tienen que ir en ese color y se sumerge en aguafuerte durante poco tiempo, en cambio, para colores más grisáceos, se somete a un mayor periodo de bañado.

                Los Caprichos (1797-1799) constituye la primera de las series, de una labor crítica para regeneración moral. En ella, Goya manifiesta el pensamiento ilustrado de crítica  social y lo pone en manifiesto mediante caricaturizaciones sátiras y fantasiosas (asnerías) de los miembros de la nobleza y clero.  La colección está constituida por 80 grabados, trabajados por la técnica del aguafuerte y el aguatinta, con lo que consigue resaltar figuras blancas en fondos sobrios de un negro o gris uniforme. Sin embrago, el grabado más conocido de la serie se trata de el Capricho nº 43; El sueño de la razón produce monstruos.  Dotada de varias interpretaciones, establece una nueva temática dentro de Los Caprichos destinada a criticar la ignorancia del pueblo, los vicios de los monjes y la estupidez de los grandes. Una primera interpretación plasma el poder de la razón que Goya define como conjura del oscurantismo, revelando el pensamiento ilustrado de la razón capaz de desterrar los errores humanos, la ignorancia y propagar la verdad. La segunda interpretación estaría basada en la expresión de un principio estético neoclásico, que consideraba la razón y la fantasía como principios antitéticos que el artista debía saber combinar, es decir que el artista debía utilizar la razón para moderar los excesos de la fantasía ya que sin la guía de la primera ésta sólo produce monstruos imposibles. Y por último una tercera interpretación que se basa en la expresión de la amargura por el fracaso irremediable de la razón en ese mundo ilustrado que tanto la encumbrara, dónde la razón ha sido derrotada y el mundo es poblado por animales demoníacos. Esta temática onírica y fantasiosa dio paso a una nueva corriente artística; el surrealismo.

Los Desastres de la guerra (1810) ,la segunda gran serie de grabados, se trata de la colección más intensa y dramática que representa el pensamiento de Goya, su visión acerca de las circunstancias que tuvo que vivir y su opinión sobre la naturaleza humana. En esta serie, nos transmite los acontecimientos surgidos durante la Guerra de la Independencia, desde un punto de vista antibelicista y antipatriota en el que retrata el hambre, la violencia y la destrucción de forma dramática y trágica.

La Tauromaquia es la serie de grabados que Goya trabaja como paréntesis entre los Desastres de la guerra y los Disparates. Fue posiblemente elaborada entre 1814 y 1816, cuando el autor tenía  casi setenta años y vive una etapa de desencanto y amargura dónde pretende refugiarse en la emoción que las corridas de toros le habían causado de joven.


Disparates, Proverbios o Sueños, son la última serie de grabados y ciertamente, los más complejos de interpretar. Situados entre 1819 y 1823,  tratan temas de carácter onírico  como de pesadillas y la presencia de lo absurdo de la existencia. Por ello, se reconocen a esta serie de grabados como una de las fuentes de influencia del movimiento surrealista.

El sueño de la razón produce monstruos


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