CONDE DUQUE DE OLIVARES DE VELAZQUEZ
Velazquez
es un pintor barroco del siglo XVII, por lo que vivió en el siglo de
oro del arte español. Empezó en el taller de Pacheco (Sevilla),
donde pintó obras con un realismo inusual y magníficos efectos de
claroscuro que le hizo destacar por encima de muchos otros. En sus
primeros años en Sevilla desarrolló un estilo naturalista y de
iluminación tenebrista por influencia de Caravaggio y de sus
seguidores. Se transladó a Madrid a la edad de 24 años y fue
nombrado pintor de la corte de Felipe IV y posteriormente fue
nombrado pintor de cámara, cargo más importante dentro de los
pintores a la corte. Así mismo tuvo mucho apoyo por parte del
Conde-Duque de Olivares, por lo que tuvo que esmerarse para realizar
el cuadro encargado por el mismo.
Hizo
dos viajes a Italia. En su primer viaje aprendió sobre la pintura
antigua.
En
su segundo viaje fue a petición del Papa Inocencio X, con el motivo
de retratarle, a esta etapa de su vida pertenecen sus dos últimas
obras maestras: las meninas y las hilanderas. Velazquez también
destaca por el hecho de retratar el aspecto psicológico y el
carácter de las personas retratadas en sus cuadros. Además, a parte
de pintar a personas importantes, también pintaba a personas
tullidas y enanas, e incluso a su sirviente retratándolo con la
misma dignidad con la que puede retratar al Papa Inocencio X.
Esta
obra tiene esta fechada en dos años distintos. 1636 que es la que
nos indica el Museo del Prado y 1638.
En
esta obra, el retrato ecuestre del Conde-Duque de olivares, se puede
observar un paisaje que representa la escena de la batalla, esta está
tratada desde la lejanía y tratada con pequeñas mancas. Adem,as el
oaisaje es muy esquemático puesto que Velazquez no representó ni
edificios ni personajes. Esto se puede deber a que Velazquez no
conocía la localidad de Fuenterrabía donde aconteció la batalla
descrita, aunque hay otras fuentes que creen que no se trata de
ninguna batalla en concreto. De echo las colinas se difuminan en
tonos verdes y azules, proporcionando sensación de lejanía, por
ello se dice que tiene una perspectiva aérea muy acusada.
Tambien
se puede observar la figura del Conde-Duque de Olivares montado sobre
un caballo mostrando así su poder como válido y siendo a si la
figura principal de la obra. El Conde-Duque está representado con
media armadura, sombrero, banda y bengala de general, además de un
bastón de mariscal que remarca el alto cargo que tenía.
La
composición de la obra es de Aspa Barroca, hay dos diagonales que se
cruzan en el centro. La prinera va desde la cabeza del caballo hasta
la cola y la segunda el cuerpo del Conde-Duque, ascendiendo desde la
izquierda hasta la derecha. También hay una composición piramidal
con un predomimio de la verticalidad.La figura del Conde-Duque de
Olivares se encuentra también en una posición totalmente escorzada,
al marcarse una clara diagonal principal, que junto con la de perfil
de la figura da sensación de profundidad. En la obra también se
produce un adecuado tratamiento de las luces y las sombras
representadas con un gran realismo. Por otro lado, el foco de luz
proviene del margen izquierdo proyectando somnbras correctamente en
la dirección opuesta.
Sobre
el color predominan los colores fríos como el azul cielo, el blanco
de las nubes o el tono pardo de las colinas aunque contrastan con el
color marrón del caballo y el rojo de la faja del Conde-Duque que
son cálidos.
Para
acabr, un detalle curioso es que en la esquina inferior izquierda
observamos una hoja de papel vacía en la cual debía haber firmado
el pintor sevillano. Esto significa que velazquez, orgulloso del
cargo de la familia real y de su gran fama, no siente la necesidad de
firmar su obra, pues no hay otro artista capaz de pintar como él y
al mismo tiempo consideraba sus obras la mejor firma.
Pablo
Rucio Crespo.
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