El rapto de las hijas de Leucipo es una
obra ejecutada en 1616 por el pintor flamenco Pedro Pablo Rubens. Se trata de una pintura trabajada al oleo sobre lienzo de 2.2 metros de alto y 2.1 de alto. En ella se
representa el mito del rapto de Hilaíra y Febe, las hijas del co-rey de Mesenia
por los hijos gemelos de Leda y Zeus; Cástor y Polux, para casarse con ellas.
Estos, conocidos como los “Dióscuros”, fueron engendrados por Zeus, que,
disfrazado de cisne, sedujo a Leda provocando que, tras quedar embarazada,
pusiera dos huevos, de dónde saldrían los gemelos. Según el mito, las hermanas
iban a casarse con sus dos primos, pero son Cástor y Polux quienes lo evitan,
raptándolas. Sin embargo, cuando se enteran de lo sucedido, deciden vengarse,
cobrando la vida de Castor. Polux, quien poseía el don de la inmortalidad,
convenció a su padre (Zeus) para que compartieran la inmortalidad. De este modo
ambos se alternaban como dioses en el Olimpo y como mortales fallecidos en el
inframundo.
Rubens nació en Westfalia en 1577 y murió en 1640 en
Flandes. Fue un artista flamenco especializado en la pintura. Su colección
ofrece gran variedad temática e incluye obras mitológicas, religiosas e
históricas, además de retratos y paisajes. Instruido en retorica,
gramática, latín y griego, ingresó en el
taller de Tobias Verhaecht, pintor local especialista del paisaje, con quien
aprendió los principios de la pintura. Pero fue durante 1594 y 1595, cuando
trabajó junto con Otto Van Veen, maestro que más influenció a Rubens,
enseñándole los ideales clásicos de la pintura que se reflejan en la gran mayoría
de sus obras. En 1598 viajó a Roma como pintor independiente, dónde trabajaría
como pintor de la corte a manos del duque de Mantua, lo que le permitió
nutrirse de las numerosas colecciones que había en Italia, así como estudiar más
de fondo el arte clásico y las figuras del renacimiento como Miguel Ángel y
Rafael. En 1608, tras recibir la noticia de una enfermedad que afectaba a su
madre, Rubens abandonó Italia. En 1609 contrajo matrimonio con Isabella Brant,
que pertenecía a una familia de la alta burguesía. El autorretrato con su
esposa y los retratos que realizó de sus hijos muestran una familia que había
adoptado las costumbres y vestimentas de las clases más privilegiadas. Su
estudio se convirtió en el más importante de la ciudad, educando a numerosos
pintores y contratando a jóvenes artistas de la tallas de Van Dyck, quien
ingresó en su taller en 1616. En sus últimos años de vida, sus obras (de mayoría
mitológicas) recogen una clara influencia de las pinturas de Tiziano. Durante
la década de 1630, dedicó una mayor implicación al desarrollo y la importancia
del paisaje. Obras como Paisaje con arcoíris, demuestran el amor del pintor por
el campo y su profunda sintonía con la naturaleza. Tras su muerte, su éxito en
las cortes europeas, su elevado estatus social y sobre todo su talento
artístico contribuyó a convertirle en un pintor de gran fama e influencia.
En lo referente al análisis, esta obra fue ejecutada durante
la juventud de Rubens, en la que nos presenta una de las escenas más dramáticas del Barroco. El cuadro representa
el instante del rapto, mostrando a los hermanos cómo unos grandes jinetes y
guerreros. La escena está repleta de movimiento,
dramatismo y violencia, muy marcada por la pose del caballo del fondo y la
resistencia ejercida por Hilaíra y Febe. Sin embargo, los rostros inexpresivos de los raptores y la dignidad que transmiten
las dos mujeres a pesar de la situación a la que se enfrentan, reprime esta
sensación de drama mostrando al mismo tiempo, un retrato psicológico que
demuestra la despreocupación de las jóvenes por ser raptadas. Su simbología no
está del todo clara, por un lado podría evocar una alegoría al matrimonio, representada por medio de la figura de
Cupido llevando las riendas de uno de los caballos como metáfora el amor
verdadero que domina frente al instinto animal. Por otro lado, podría tener un
significado de destacar las virtudes de los Dioscuros como grandes jinetes,
guerreros ejemplares, figuras de amor fraterno, entre otras virtudes que los
caracterizan como hombres energéticos y de acción.
Su composición no sigue la norma renacentista de equilibrio
y simetría, sino que llama al dinamismo
de las formas y su expresión por el movimiento, propio del barroco. Este
dinamismo viene marcado por las predominantes curvas y diagonales que componen la escena, como lo es el brazo de
la joven que es sujetada por los dos hombres. Además, los personajes están
enmarcados dentro de un círculo que pasaría alrededor de las ciernes de los
caballos sus patas y el ángel de la izquierda. Dentro, se aprecian varias
líneas diagonales en los cuerpos de las hermanas y los raptores, líneas onduladas
en la tela naranja y la capa roja del raptor. También se dan dos triángulos en
cada cuerpo de las hermanas y uno más grande que enmarcaría todas las figuras,
desde la capa de Cástor, a las patas del
caballo encabritado, hasta la pezuña del caballo marrón.
El tratamiento de las figuras presenta un contraste barroco entre la figura de
uno de los raptores vestido y el otro con el torso desnudo, un caballo
encabritado y el otro más relajado, piel bronceada de los hombres y pálida de
las mujeres, que junto a su gran corporeidad,
representanta el modelo de belleza de Rubens. La luz también representa contraste,
marcando las tonalidades cálidas en la capa de uno de los raptores y el dorado
de los cabellos de las hermanas con los tonos grises plateados y azules. Esta luz natural proviene del cielo, en el
exterior de la escena, y se proyecta en los personajes para destacarlos y
formar un conjunto de sombras en la esquina inferior izquierda.
En lo referente a los colores, Rubens toma como guía a Tiziano, y juega con ellos mediante la división
entre raptores y raptadas. El contraste también se da entre los colores cálidos y los fríos, son los tonos
más brillantes los que atraen la mirada mediante la luz que desprenden. Predominan el rojo de la túnica del raptor, el
dorado de los cabellos de las raptadas y el naranja de la tela como colores
cálidos, mientras que los fríos son el azul y verde del paisaje y los ocres y
grises de los caballos.
La escena se sitúa en un paisaje imaginario sobre el que, en
un primer plano, se encuentran los personajes de la obra y, en un segundo
plano, delimitado por una baja línea
horizontal para resaltar a los personajes, un paisaje idílico, mostrando un
cielo gris con nubes oscuras que se acercan, presagiando que se acerca el mal.
En el suelo pinta prados verdes con árboles de diferentes alturas para dar
sensación de profundidad. La profundidad también se consigue mediante el uso de
escorzos en los retorcidos y
voluminosos cuerpos de las raptadas.
La obra se inspira en la escultura de Giombolgna llamada el
rapto de las Sabinas. Además, también se recogen claras influencias de Miguel Ángel
por el detallado anatómico de los cuerpos, concretamente, la joven que es
alzada por los dos raptores está inspirada en la figura de la Noche de la tumba
de Guiliano de Medicis, aunque también se apunta a la escultura de Laoconte. La
otra joven fue inspirada por la obra desaparecida de Miguel Ángel; Leda, de
Leda y el cisne. Actualmente la obra se encuentra en el museo de Alte
Pinakothek en Múnich.
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