La Mezquita-Catedral de Córdoba,
antes llamada Santa María Madre de Dios o Gran Mezquita de Córdoba es
actualmente conocida como la Catedral de la Asunción de Nuestra Señora de forma
eclesiástica o simplemente Mezquita de Córdoba.
Es un edificio religioso ubicado en la ciudad española de Córdoba.
Se empezó a construir en el año
785 por Abderramán I con la apropiación y reutilización de los materiales de la
basílica hispanorromana de San Vicente Mártir, que se hallaba en su lugar, por
los conquistadores musulmanes. El edificio pasó además por numerosas
ampliaciones durante el Emirato y
Califato de Córdoba. Con 23400 metros cuadrados fue la segunda mezquita más
grande del mundo, por detrás de la Mezquita de La Meca, siendo alcanzada
posteriormente por la Mezquita Azul de Estambul (1588). Una de sus principales
características es que su muro de la qibla no fue orientado hacia La Meca, sino
51º grados más hacia el sur, algo habitual en las mezquitas de al-Ándalus. Esta
circunstancia parece ser causa de los terrenos arenosos del Guadalquivir que
imposibilitaban la orientación ortodoxa hacia La Meca. Otro elemento novedoso
es el uso de los arcos de herradura procedentes del arte visigodo y que el
Islam adoptará como propios y se convertirán en símbolo de su arquitectura. Las
arcadas que dividen las naves son dobles en altura. La inferior es un arco de
herradura mientras que la superior es de medio punto. La alternancia de piedra
y ladrillo dota a la Mezquita una singular bicromía que sentará las bases para
construcciones posteriores. Esta doble
arquería proporciona al edificio de una mejor iluminación de los interiores y
de una mayor elevación de la cubierta.
A la Mezquita se accede por la Puerta del Perdón (lado norte)
construida en el año 1477 de estilo mudéjar, donde se observan las hileras de
naranjos y palmeras, y las fuentes y arcos de herradura característicos. Junto
a la puerta se levanta la mezquita que se divide en dos partes: “Patio de los
Naranjos” que en tiempos del Califato era el “Patio de las Abluciones” y que
conserva buena parte de su aspecto original; y el alminar.
La puerta de las Palmas da acceso
a la mezquita. Hay un bosque de 1300 columnas de mármol, jaspe y granito sobre
las que se apoyan trescientos sesenta y cinco arcos de herradura bicolores. El
mihrab es un joyel de mármol, estuco y mosaicos bizantinos policromados sobre
fondo de oro y bronce, además de cobre y plata. En el lucernario se conservan
arcos lobulados de los muros y la cúpula. En la cabecera destacan los arcos,
los mosaicos del muro y la estructura y decoración de las cúpulas a base de
arcos cruzados.
Su orientación es peculiar. El
mihrab, lugar santo que señala la quibla está en dirección sur y no hacia La
Meca. Además de la hipótesis de los terrenos del Guadalquivir se cree que se
debe a una práctica heredada de Siria o que la nave principal de la mezquita
sigue en su orientación el trazado del Cardo romano de Córdoba.
Tras la llegada del islam a
Córdoba, la basílica visigótica de San Vicente, que había sido el templo
cristiano más importante de la ciudad desde el siglo V fue apropiado
parcialmente por los musulmanes. Según una versión la mezquita de Córdoba
habría sido iniciada bajo el reinado del primer emir omeya Abderramán I entre 780 y 785 sobre la planta de la iglesia
cristiana, cambiando la orientación de su eje. Sufrió sucesivas ampliaciones en
los siglos IX y X y fue concluida bajo el mandato de Almanzor. La más
importante fue la de Alhakén II a la que pertenecen los arcos del mihrab. En
estos arcos se puede ver la evolución de la construcción: las columnas
visigodas con sus arcos de herradura les resultaron demasiado bajos a los musulmanes por lo que decidieron añadir
pilares sobre las columnas y disponer arcos más altos sin derribar los anteriores y policromando en
rojo y blanco todos con lo que se construyó la célebre imagen de la mezquita.
Fue lugar de reuniones religiosas y políticas ya que podía albergar hasta
veinte mil personas. Las excavaciones
arqueológicas dirigidas por el arquitecto Félix Hernández en 1930
demostraron la existencia en el subsuelo de la Mezquita-Catedral de todo un
complejo episcopal donde se encuentran los restos arqueológicos de la basílica
visigoda.
El inicio de la mezquita se debe
a Abderramán I, haciéndose sobre el emplazamiento de la basílica visigoda de
San Vicente Mártir. Este primer edificio consta de once naves longitudinales
orientadas hacia el río Guadalquivir. Estas naves constan de doce tramos o
crujías que corren en dirección al muro de la quibla.
Los materiales utilizados son de acarreo: fustes de columnas y capiteles
procedentes de construcciones y épocas
anteriores (romanos visigodos).
Para darle estabilidad al alzado se recurre a dobles arcos. El inferior hace
funciones de estibo, mientras que el superior es el que soporta la cubierta.
Este sistema parece estar inspirado en el acueducto romano de Los Milagros en
Mérida. El conjunto se cierra con el muro de la quibla. Las obras terminaron en
el 788.
Hisham I heredó el trono de su padre e intervino en la mezquita.
Terminó el patio y erigió el primer alminar. Este primitivo alminar fue más
tarde derribadop por Abderramán III quien construyó otro, luego parcialmente
desmochado y cuyos restos se cree que se encuentran en la actualidad en el
campanario cristiano de la catedral.
El crecimiento de la ciudad
habría determinado la necesidad de un oratorio o haram con un aforo mayor para
poder albergar a más fieles por lo que el emir Abderramán II decidió la primera ampliación de la mezquita. Es a
este emir a quien debemos las obras que convertirán al templo arriano en
mezquita. Se inició en 833 y se acabó en 855. Para llevarla a cabo se derribó
el primitivo muro de la quibla y se prolongaron las arquerías en ocho tramos o
crujías más, con una longitud total de 24m. Los elementos arquitectónicos son
la alternancia de dovelas en los arcos y la utilización de materiales de
acarreo aunque también se utilizaron algunos materiales labrados. El mihrab
estaba concebido monumentalmente con un arco de entrada sostenido por cuatro
columnas y sobresalía al muro de la quibla. También intervino en el patio
cerrándolo con saqqifas en los laterales.
La ampliación de Abderramán III no afectó al oratorio pero agrandó el patio,
derribó el primer alminar y erigió uno nuevo que sería modelo para los
alminares almohades y los campanarios mudéjares. Este se conserva actualmente
desmochado.
En el esplendor del Califato se
llevaron a cabo las intervenciones más extensas en la mezquita. Pero será la de
Alhakén II la más bella y rica. Se derriba el muro de la
quibla y se amplía el oratorio en doce crujías más. Para mejorar la iluminación
se construyen cuatro lucernarios con
bellas cúpulas nervadas. Previos a la macsura
aparecen nuevos arcos polilobulados y entrecruzados y en las columnas se
alternan fustes rosas y azules. Los materiales ya no son de acarreo sino
labrados ex profeso. Otras novedades son el doble muro de la quibla que
facilita la conexión con el sabat y que permite que el mihrab no se limite a
ser un simple nicho. La portada del mihrab y las cúpulas que lo preceden van
recubiertas con mosaicos artesanos.
Dado el continuo crecimiento
demográfico de Córdoba el hayib Almanzor
decide llevar a cabo la tercera y última ampliación. Es la más extensa de
todas y afecta tanto al oratorio como al patio. Esta ampliación no será hacia
el sur, sino hacia el este. Se construyen ocho nuevas naves que dejan
descentrado el mihrab y el muro de la quibla ya no es doble, sino simple. En los arcos la alternancia de dovelas es
solo cromática y no de materiales.
Tras la reconquista cristiana de
Córdoba en 1236 Fernando II de Castilla convirtió la mezquita en catedral sufriendo
varias alteraciones que acabarán formando la actual Catedral de Córdoba. Durante toda la Baja Edad Media prevaleció
convertida en catedral adaptándose al culto cristiano. En 1371 fue terminada la
Capilla Real donde estuvieron sepultados los reyes Fernando IV y Alfonso XI
hasta que en 1736 fueron trasladados a la Iglesia de San Hipólito de Córdoba.
La Capilla Mayor fue situada bajo uno de
los lucernarios de Alhakén II. La magnificencia del templo musulmán determinó
que la macsura y el mihrab quedaran intactos. La mayor quiebra del edificio
islámico se producirá a lo largo del siglo XVI pues en medio de la antigua
mezquita se levantará una gran nave cristiana bajo los auspicios artísticos y
arquitectónicos del Renacimiento. Esto supuso una ruptura grave y
enfrentamientos entre diferentes próceres. Finalmente intercedió Carlos V para
que se realizara la obra, aunque más tarde se lamentara como se recoge en su
frase “habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su
lugar lo que se puede ver en todas partes”. La Catedral cordobesa asombra tanto
por su hermosura como por su ubicación. La planta de cruz latina alberga
bóvedas góticas junto con otras protobarrocas y una cúpula renacentista.
La nueva nave será concluida con el añadido de
ciertos aspectos manieristas como puede verse en la cúpula del crucero o en la
formulación de la bóveda con lunetos del coro que anunciaba ya el barroco. A
pesar de los avatares de la historia la antigua mezquita pervive en esencia
islámica. Se trata de un híbrido arquitectónico que sintetiza una buena parte
de los valores artísticos de Oriente y Occidente.
EXTERIORES
DEL EDIFICIO.
La fachada oeste transcurre de
norte a sur. Con puertas importantes como la de Deanes, la de San Esteban, la
del Sabat o la de San Miguel. También se encuentra el postigo de la Leche.
La fachada este transcurre de norte
a sur. Con puertas como la de la Grada Redonda y la de Santa Catalina. También
se encuentra la fuente de Santa Catalina.
La fachada norte transcurre de
oeste a este. Con elementos como el Arca del Agua, la Puerta del Perdón, la
Fuente del Caño Gordo y la Virgen de los Faroles.
La Fachada Sur se corresponde con
la quibla de la antigua Mezquita. La parte occidental está construida a modo de
muro doble mientras que la oriental se trata de un muro sencillo. Transcurre de
oeste a este. Situados en el extremo occidental, extendiéndose a lo largo de
cinco de las naves se encuentran dos filas de balcones. Fueron construidos con
el fin de mejorar la iluminación de las estancias situadas entre el doble muro
de la quibla. El más famoso es el de San Clemente, de estilo plateresco.
El patio de los Naranjos está situado en la parte norte del templo.
Tiene su origen en el patio de las abluciones de la mezquita de Abderramán I,
siendo posteriormente ampliado y reformado durante las siguientes etapas
constructivas. Recibe su nombre de los 98 naranjos que contiene. Se trata de un
recinto cerrado de 130 metro de largo por 50 de ancho. Sus lados occidental,
septentrional y oriental se hallan rodeados de galerías porticadas y cuentan
con seis puertas que comunican al patio con el exterior. Estas se hayan
expuestas las vigas y tablones que conformaban el artesonado original del
templo. Su estado de conservación, relativamente bueno al ser aún visibles los
relieves que las decoraban y parte de la policromía original motivaron su
retirada para una mejor conservación y sirvieron de modelo para las que se ven
actualmente. Su muro su se comunica al patio con el interior del templo y está
formado por 17 arcos de herradura. Estos se encontraban originalmente abiertos
haciendo que la sala de oración fuera un espacio abierto. Hoy en día sólo uno
de ellos comunica con el patio. Los arcos al este de la puerta fueron tapiados
para alojar en ellos múltiples capillas, los arcos al oeste se hallan cerrados
por celosías de estilo arábigo.
El recinto está dividido en tres
partes, cada una de ellas con una fuente
en el centro. Dos de ellas son:
·
Fuente de Santa María: es una fuente de estilo
barroco formada por un pilón rectangular construido en piedra negra con cuatro
artísticos pilares y un caño en cada uno de ellos.
·
Fuente del Cinamomo: esta edificada sobre un
pilar rematado por una cornisa recargada y con una base de mármol gris.
En el subsuelo de la parte
oriental del patio se halla un gran aljibe. En época islámica se utilizaba como
lugar de realización de actividades públicas (administración de justicia,
enseñanza…)
Originalmente todo el interior
del edificio era una gran sala hipóstila
de 19 naves, utilizada como sala de oración, con la única excepción de los
habitáculos existentes en el doble muro de la quibla. Actualmente sin embargo
buena parte de la antigua sala se encuentra ocupada por capillas anexas a los
muros y por el núcleo cruciforme central.
La capilla Mayor, el coro y el
trascoro forman el núcleo de la
Mezquita-Catedral. Saliendo del coro pueden verse las capillas que rodean a la
nave. Pasado el crucero se llega al transepto, cubierto por tracería gótica decorada
en su parte izquierda con bustos de profetas y en su parte derecha con figuras
femeninas. El trasaltar tiene cinco arcos, cuatro destinados a capillas y el
quinto siendo la portada de ingreso a la sacristía. Por encima de los arcos hay
una cornisa con grutescos bustos y en los cinco tímpanos se ven relieves que
representan el “Prendimiento”, el “Camino del Calvario”, la “Crucifixión”, el
“Descendimiento” y la “Resurrección”. Todos ellos influenciados por los
flamencos.
La actual macsura y mihrab fueron construidas durante la ampliación de
Alhakén II. La macsura es la zona reservada para el califa, una zona
rectangular adosada al muro de la quibla. Se encuentra rodeada y dividida en
tres por columnatas de arcos polilobulados entrecruzados. En el muro del
espacio oriental se encuentra la puerta de la Sala del Tesoro (desaparecida) y
en el espacio occidental la puerta del Sabat por la cual accedía el califa a
través de un pasadizo que le llevaba directo al alcázar. En el central se halla
la puerta del Mihrab compuesta por un arco de herradura profusamente decorado
que da acceso al habitáculo del mihrab. Este se halla incrustado en el muro de
la quibla, es de planta octogonal con una cúpula con forma de concha. Los muros
se encuentra decorados con un zócalo de mármol y sobre el seis arcos
polilobulados en seis de sus caras.
La Catedral cordobesa asombra
tanto por su hermosura como por su ubicación. La planta de cruz latina alberga
bóvedas góticas junto con otras protobarrocas y una cúpula renacentista.
Como último comentar que en 1238,
tras la Reconquista, se llevó a cabo la consagración como catedral de la
diócesis con la ordenación episcopal de Lope de Fitero. El edificio alberga el
cabildo catedralicio de la Diócesis de Córdoba, estando prohibido cualquier
culto colectivo o rezo organizado no católico.
Hoy todo el conjunto constituye
el monumento más importane de Córdoba y también junto con la Alhambra de toda
la arquitectura andalusí, así como el más emblemático del arte omeya
hispanomusulmán. Declarada como Bien de Interés cultural y Patrimonio Cultural
de la Humanidad se incluyó por el público entre los 12 Tesoros de España. En
2015 tuvo 1’67 millones de visitas, lo que lo convierte en uno de los
monumentos más visitados de España. Alba Ferrer Martín.
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